Comentario
La Tierra Firme sufrió un largo período de conquista, como dijimos. Todos los intentos por establecer poblamientos y gobernaciones fracasaron desde 1499 (Ojeda) hasta 1526, cuando Rodrigo de Bastidas logró finalmente fundar Santa Marta. Al año siguiente, Juan de Ampíes fundó Coro (también el oidor Villalobos capituló la conquista de Margarita) y, en 1530, Pedro de Heredia estableció Cartagena. Este último año, Diego de Ordás capituló la conquista de la gobernación de Paria y el Marañón. Las tres ciudades de Santa Marta, Coro y Cartagena fueron esenciales para la conquista de Tierra Firme. A su acción cabe añadir la penetración por el Marañón, en una conquista frustrada de la que quedó la gobernación de Trinidad. Veamos una síntesis del proceso.
Santa Marta fue una de las grandes plataformas de asalto al interior, pues sus pobladores pretendieron enriquecerse con el oro de los indios cercanos en vez de esperar pacientemente el desarrollo colonial de la ciudad que habían fundado. Bastidas se opuso a las entradas de rescate y un grupo de sus subordinados dirigidos por el Teniente Pedro de Villafuerte conspiraron contra él, hiriéndole mortalmente en un atentado. Bastidas partió para Cuba con objeto de reponerse y murió allí. La colonia quedó bajo el mando del Teniente de Gobernador Rodrigo de Palomino, que murió en el río que lleva su nombre cuando iniciaba una incursión hacia las espaldas del Perú descubierto por Pizarro. Vino luego un gobierno interino y finalmente, en 1528, el nuevo gobernador García de Lerma. Este realizó la conquista del territorio samario mediante 12 expediciones y proyectó un viaje de descubrimiento a las fuentes del Magdalena, que suponía estaban en el mismo lugar donde nacía el Río de la Plata. Falleció sin ponerlo en marcha y le sucedió don Pedro Fernández de Lugo, quien llegó a Santa Marta en febrero de 1536 con una poderosa fuerza de 1.500 hombres, las tres cuartas partes de los cuales sobraban en la ciudad. Lugo conquistó la confederación Tairona y, finalmente, mandó a su Teniente Gonzalo Jiménez de Quesada explorar por el Río Magdalena arriba, siguiendo la idea de su predecesor.
Jiménez de Quesada fue uno de los pocos conquistadores con título universitario, pues era licenciado. Partió el 5 de abril de 1536 con 600 infantes y 100 caballeros y remontó el río Magdalena hasta la Tora (hoy Barrancabermeja), muy cerca de la desembocadura del río Opón. Allí encontró unos panes de sal gema, que los naturales utilizaban en vez de los de sal marina, que venían de la costa. Al preguntar dónde se hacían le dijeron que "donde aquella sal se hacía había grandes riquezas y era grande tierra, la cual era de un poderosísimo señor de quien contaban grandes excelencias". Abandonó el descubrimiento del Magdalena y siguió la ruta de comercio de aquellos panes, que le condujo directamente al país de los Chibchas. Entró en él en marzo de 1537, hallando numerosas esmeraldas y objetos de oro. En mayo encontró las minas de sal gema y el 21 de abril llegó a la capital de la confederación tribal del Zipa, en Bogotá. El valle le recordó Granada, poniendo al territorio el nombre de Nuevo Reino de Granada. Todo el resto de aquel año y la mayor parte del siguiente se ocupó de la conquista de las confederaciones chibchas del Zaque (Tunja) y del Zipa (Bogotá). El territorio era muy rico en oro porque los naturales intercambiaban dicho producto por sus panes de sal con otros pueblos de regiones auríferas (Antioquia). Allí estaba el cacicazgo de Guatavita, que dio origen a la leyenda de El Dorado: un cacique que se cubría el cuerpo de polvo de oro y se sumergía en una laguna para expiar una grave falta cometida por uno de sus antepasados. Jiménez de Quesada fundó la ciudad de Santa Fe de Bogotá el 6 de agosto de 1538. En marzo siguiente se disponía a regresar a la costa para dar cuenta de su conquista (ilegal, pues no se la había encargado su gobernador), cuando los indios le informaron de la llegada de otra hueste que avanzaba hacía allí desde el Oriente. Se trataba de la dirigida por Nicolás de Federman, que procedente de Coro venía atraída por el mito de El Dorado. Quesada y Federman iniciaron negociaciones para llegar a un acuerdo, mediante el reparto de parte del botín, cuando los indios volvieron a decir que otra hueste venía por Neiva (el Occidente). Se trataba de la mandada por Sebastián de Benalcázar, que había partido de Quito y llegado allí siguiendo la pista del mismo mito.
Los tres conquistadores llegaron a un entendimiento, que fue el de dejar allí a sus hombres como pobladores y marchar a España para resolver sus diferencias. El Rey nombró a Jiménez de Quesada Mariscal del Nuevo Reino de Granada, y a Benalcázar gobernador de Popayán (zona suroccidental de Colombia) que fue a conquistar. Federman tuvo pleitos con los Welzer y murió en prisión el año 1542. En el Nuevo Reino de Granada se fundaron las poblaciones de Tunja y Vélez.
Coro, senda clave de la conquista de Tierra Firme, estuvo poco tiempo en manos de su fundador Juan de Ampíes, pues en 1528 se capituló el descubrimiento y conquista de Venezuela con la Casa Welzer, si bien a través de unos factores como intermediarios. Los banqueros alemanes nombraron Gobernador a Ambrosio Talfinger (Alfinger para los españoles), quien llegó a Coro en 1529 y obligó a Ampíes a irse. Alfinger hizo dos expediciones. Una hacia el lago de Maracaibo, en la que fundó la ciudad del mismo nombre, y otra hacia el río Magdalena, en la que murió asaeteado por los indios. Le sucedió Georg Hohermuth, natural de Spira, a quien los españoles llamaban simplemente Jorge Espira. Este se obsesionó con la idea de llegar a la costa de la Mar del Sur (que suponía próxima) y encontrar el Mito del Metha, del que hablaremos luego. Salió en 1535 hacia Barquisimeto, los Llanos (Apure y Arauca), Casanare y finalmente la alta Amazonía, desde donde regresó a Coro en mayo de 1538. De sus 490 hombres sobrevivían sólo 150.
En ausencia de Espira, partió de Coro su teniente de Gobernador Nicolás de Federman el 14 de febrero de 1536 a la búsqueda del Metha. Había realizado ya dos exploraciones, una a la entrada de los llanos y otra hacia la Guajira. Después de permanecer cerca de un año en las cercanías de la ciudad siguió hacia Barquisimeto. Luego fue bordeando la cordillera andina con dirección sur. En 1538 cruzó los llanos de Apure, el río Pauto, el Meta y el alto Guaviare, donde encontró objetos de oro que los indios le dijeron venían de la Cordillera. Esto le llevo a dirigirse a ella. Subió el páramo de Sumapaz y fue a caer sobre el Nuevo Reino de Granada, como vimos.
Estas conquistas tuvieron un epílogo tardío, que fueron las expediciones de Hernán Pérez de Quesada y Felipe Hutten, en 1541, en busca del mismo mito del Metha. El primero era hermano de Jiménez de Quesada y descendió a los llanos orientales neogranadinos por el Guaviare y se adentró luego por la alta Amazonía hasta Mocoa (Putumayo). El capitán Felipe Hutten partió de Coro y llegó a la Fragua, donde halló el rastro de Hernán Pérez de Quesada, que siguió unos días. Se dirigió luego al este, regresó a La Fragua y finalmente exploró la alta Amazonía hasta el país de los Omaguas. Allí fue herido y ordenó regresar a la costa. En cuanto a la colonización real del occidente venezolano, se inició en 1545 con la fundación de El Tocuyo, donde se asentaron al fin los conquistadores de la región.
Cartagena se convirtió en base de la penetración hacia el sur, pero teniendo el Magdalena como frontera con Santa Marta. El hallazgo de ricas sepulturas con oro en el Sinú retrasó su avance hacia la zona de Antioquia hasta épocas tardías, de lo que surgirían luego disputas con la gobernación de Popayán.
Finalmente, hay que señalar la entrada por el Orinoco y la creación del mito del Metha, que si bien no permitieron la conquista de la Guayana, dejaron una imagen clara de su territorio y algún asentamiento en Trinidad. Creador del mito fue Diego de Ordás, antiguo conquistador de México, que capituló en 1530 la conquista de la gobernación del Marañón (nombre que entonces se daba al Orinoco). Su objetivo era alcanzar desde allí la región oriental del Perú descubierto por Pizarro, donde suponía que estaban las minas de oro. Ordás llegó a la desembocadura del Orinoco en 1531, con 450 hombres y tres naves. Allí encontró una pequeña guarnición en un fuerte y que obligó a sumarse a su fuerza. Luego remontó el Orinoco con unos bergantines fabricados con tal fin. Alcanzó el Uyapari y más tarde el raudal de Atures, donde comprendió que no podía seguir navegando río arriba, si puede llamarse navegar a tirar de los bergantines con maromas que arrastraban cuadrillas de hombres desde las orillas. Preguntó a los indios si había oro o plata, mostrándoles ambos metales, uno en cada mano. Los indios le dijeron algo que Ordás interpretó -desconocía su lengua- como que había mucho oro más arriba del río, en la provincia de Metha. Nació así el mito del Metha, que trajo de cabeza a tantos conquistadores. Ordás creyó incluso que el ruido del caudal era el producido por los orfebres indígenas al martillear el metal precioso. Como no podía seguir "navegando" volvió a la desembocadura del Orinoco y luego a España, para organizar una conquista en toda regla, pero falleció durante la travesía oceánica.
Un intento paralelo al de Ordás fue el de Antonio Sedeño, contador de la isla de San Juan, que capituló el mismo año 1530 la conquista de Trinidad. Llevó una fuerza a la boca del Orinoco (fue la hallada por Ordás en un fuerte) y marchó luego a Puerto Rico por refuerzos, teniendo luego poco éxito en su empresa, que se vio dificultada por muchos problemas jurisdiccionales.
Jerónimo Dortal, antiguo lugarteniente de Ordás, quiso encontrar el mito perseguido por su jefe. En 1533 capituló la gobernación de Paria y, al año siguiente, envió Orinoco arriba a su subalterno Alonso de Herrera. Este logró alcanzar el río Meta y los llanos, donde murió combatiendo con los indios. Dortal siguió luego la misma ruta y llegó al sitio donde había sido asesinado Herrera, comprobando que no había ninguna riqueza de oro.
Expediciones posteriores lograron conectar el oriente venezolano con el occidente. En las bocas del Orinoco surgió la colonización de Trinidad y un enclave español en la orilla del río, que sería Santo Tomé de la Guayana. En el golfo de Cariaco se erigió la población de Cumaná. No muy lejos de allí, en la isla Margarita, se inició la colonización por la familia del fallecido oidor Villalobos, que la había capitulado.